PASSIVE HOUSE
El estándar passivhaus
(Plataforma de Edificación Passivhaus www.plataforma-pep.org)
DISEÑADOS PARA AHORRAR
Los edificios Passivhaus consiguen reducir en un 75% las necesidades de calefacción y refrigeración. La poca energía suplementaria que requieren se puede cubrir con facilidad a partir de energías renovables, convirtiéndose en una construcción con un coste energético muy bajo para el propietario y el planeta.
Este estándar no supone el uso de un tipo de producto, material o estilo arquitectónico específicos sino la optimización de los recursos existentes a través de técnicas pasivas, como por ejemplo un buen factor de forma, que reduzca la superficie en contacto con el exterior para disminuir las necesidades de climatización, una orientación correcta de las ventanas para aprovechar el calor del sol cuando están cerradas y la ventilación natural al abrirlas, o poner protecciones solares que impidan un sobrecalentamiento en verano, etc.
DISEÑO Y EJECUCIÓN PRECISOS. LOS 5 PRINCIPIOS BÁSICOS
UNO: Excelente aislamiento térmico
Un muy buen aislamiento de la envolvente es beneficioso tanto en invierno como en verano: las paredes exteriores, la cubierta y la solera deben tener una baja transmitancia térmica.
Dependiendo del clima se debe optimizar el espesor del aislamiento térmico en función del coste y de la mejora de la eficiencia energética. Como demostró el estudio Passive-On sobre ejemplos en el clima mediterráneo, los grosores de aislamiento de cerramientos verticales, cubierta y solera variarían en función de las ciudades:
DOS: Ventanas y puertas de altas prestaciones
Los huecos son el “punto débil” de la envolvente, por lo que se debe poner mucha atención en su ubicación durante el diseño del proyecto, y en su correcta colocación durante la obra.
Las carpinterías utilizadas tienen muy baja transmitancia térmica y las ventanas son de doble o triple vidrio rellenas de un gas inerte. El vidrio es bajo emisivo para reflejar el calor al interior de la vivienda en invierno y mantenerlo en el exterior durante el verano.
Fuente: IN&AR
TRES: Ausencia de puentes térmicos
La transmisión de energía no sólo se da en los elementos generales como paredes o techos, sino que también se da en las esquinas, ejes, juntas, etc. Se producen pérdidas o ganancias indeseadas y las temperaturas superficiales en esas zonas suelen ser inferiores a las del resto de la envolvente, pudiendo provocar la aparición de moho.
Se puede construir sin puentes térmicos al:
CUATRO: Hermeticidad al aire
En una construcción convencional, las corrientes de aire que se pueden dar a través de ventanas, huecos o grietas provocan incomodidad en el usuario y hasta condensaciones interiores, particularmente durante los períodos más fríos del año.
En un edificio Passivhaus, la envolvente es lo más hermética posible logrando una eficiencia elevada del sistema de ventilación mecánica. Esto se logra cuidando al máximo la ejecución de las juntas durante la construcción.
La hermeticidad del edificio se mide con una prueba de presión, o ensayo Blower Door, que consiste en crear una diferencia de presión entre interior y exterior a través de un ventilador colocado en la puerta principal. Para cumplir el estándar, el resultado debe ser inferior a 0.6 renovaciones de aire por hora en un diferencial de presión de 50 Pa.
CINCO: Ventilación mecánica con recuperación de calor
Las personas y los electrodomésticos generan calor, éste es reaprovechado por el sistema de ventilación, al precalentar el aire limpio entrante antes de expulsar el aire viciado.
La cantidad de energía necesaria para acondicionar los espacios es tan pequeña que la podríamos cubrir con una pequeña estufa sin necesidad de un sistema convencional de radiadores o suelo radiante, con el correspondiente ahorro económico que ello supone.
En un edificio Passivhaus, con un caudal de aire fresco de aproximadamente 1/3 del volumen de los espacios, podemos aportar unos 10 W/m de calor, y 7 W/m² de frío en el edificio, fijándose un límite en la demanda de calefacción y refrigeración de aproximadamente 15 kWh/(m²a).
CERTIFICACIÓN DE UN EDIFICIO
(Fuente: Passive House Institute)
Los edificios que cumplen con el Estándar Casa Pasiva y los edificios rehabilitados a través del Estándar EnerPHit, son edificios en los que se alcanza, a lo largo de todo el año, unas condiciones interiores de confort con un gasto mínimo de energía. Los edificios que cumplen con el Estándar Casa Pasiva deben cumplir rigurosos requerimientos con respecto al diseño, planificación y ejecución.
Sujetos a un minucioso control de calidad, los edificios pueden ser certificados de acuerdo con los criterios del estándar energético respectivo. Solo si se confirma la exactitud técnica de la documentación requerida para el edificio analizado se emitirá el sello aplicable que corresponda.
Conceptos clave de una vivienda passivhaus
(Energiehaus Edificios Pasivos. www.energiehaus.es)
Los criterios de diseño de una Passivhaus se basan en una adecuada combinación y optimización de los siguientes aspectos fundamentales:
Compacidad
La compacidad se define como el cociente entre la superficie envolvente exterior y el volumen que encierra. Una alta compacidad reduce las pérdidas energéticas del edificio. Sin embargo, la compacidad no debe ser un imperativo que perjudique la calidad arquitectónica de los edificios y de su entorno urbano. El argumento energético es sólo uno de los diversos factores que lleva a una arquitectura de calidad.
Protección solar
La radiación solar es la fuente pasiva de calefacción durante el invierno, pero se convierte en un inconveniente en verano. La protección solar nos permite optimizar los huecos del edificio para maximizar las ganancias solares en invierno y minimizarlas en verano.
Orientación
La orientación del edificio afecta a la demanda energética a través del impacto de la radiación solar y del viento sobre la envolvente. Una buena orientación permite el aprovechamiento de la energía solar gratuita para la calefacción pasiva en invierno. Una buena orientación adquiere especial importancia en climas con una alta radiación solar como puede ser el caso de España.
Reflectividad solar
Aumentando la reflectividad de las superficies exteriores se disminuye la absorción de la radiación solar disminuyendo así la demanda de refrigeración en verano.
Un buen aislamiento térmico continuo en la envolvente siguiendo la “regla del rotulador” mejora el comportamiento térmico del edificio especialmente en invierno, cuando la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior es mayor, impidiendo la transmisión de calor hacia el exterior.
En función del clima, el objetivo es optimizar el espesor del aislamiento térmico hasta encontrar el punto de inflexión, a partir del cual el aumento de grosor es muy poco relevante para la mejora de la eficiencia energética.
La idea de que un aislamiento excesivo perjudica el comportamiento térmico de los edificios en verano, debido a la dificultad de disipar el calor absorbido durante el día, se contrarresta con el resto de estrategias pasivas enfocadas al verano: disminución de ganancias solares con una orientación y protección solar adecuadas y una buena ventilación nocturna.
La inercia térmica es la capacidad de un elemento constructivo en contacto directo con el aire de absorber y almacenar una cantidad determinada de energía hasta alcanzar un punto de saturación en el que el flujo energético se invierte y la energía vuelve a fluir desde el elemento constructivo hacia el aire.
Desde este punto de vista, se puede considerar la inercia térmica como un gestor de energía que actúa como una batería. La optimización de esta batería, cargándose con la radiación solar y las ganancias energéticas internas y descargándose durante la noche de forma natural (ventilación cruzada) o artificial, nos ayuda a una regulación térmica que puede resultar muy favorable para mejorar el confort interior y reducir el consumo energética. Sin embargo, la inercia térmica puede ser desfavorable dependiendo de la severidad climática y de los usos que estén previstos en el edificio.
Los puentes térmicos son lugares de geometría lineal o puntual del cerramiento exterior donde el flujo de energía es más grande respecto a la superficie “normal” del cerramiento. Estos puentes térmicos perjudican la eficiencia energética del elemento constructivo y aumentan el riesgo de condensaciones intersticiales y moho superficial (síntoma habitual en las esquinas interiores de las viviendas convencionales en climas húmedos).
El estándar Passivhaus garantiza la máxima continuidad de la envolvente exterior minimizando los puentes térmicos y garantizando la no formación de condensaciones ni de mohos superficiales.
El estándar Passivhaus establece una serie de criterios muy rigurosos respecto a las ventanas, debido a que es el elemento constructivo más débil energéticamente de la piel del edificio. Se utilizan ventanas con doble o triple vidrio rellenas de gas noble, dependiendo del clima, combinadas con carpinterías de altas prestaciones térmicas. El vidrio utilizado es un bajo emisivo, para reflejar el calor del interior del edificio en invierno, y mantenerlo en el exterior en verano.
La selección del vidrio en función del factor solar, cociente entre la radiación solar a incidencia normal que se introduce en el edificio a través del vidrio y la que se introduciría si el acristalamiento se sustituyese por un hueco transparente, varía en función de las condiciones climáticas. En algunas zonas climáticas puede interesar maximizar las ganancias solares durante el invierno y en otras minimizarlas durante el verano.
Puesto que las casas pasivas tienen un aislamiento térmico muy alto, las juntas constructivas deben tener muy pocas pérdidas de infiltración de aire. Las infiltraciones forman parte de las pérdidas energéticas no deseadas y no controladas que provocan un flujo de aire caliente hacia el exterior en invierno y hacia el interior en verano.
La hermeticidad al aire es un aspecto clave dentro del estándar Passivhaus que repercute de manera importante en la eficiencia energética del edificio, garantizando el correcto funcionamiento y el rendimiento de la ventilación de doble flujo con recuperación de calor. Además del aspecto energético, las infiltraciones de aire exterior generan disconfort y un movimiento de aire húmedo a través de los cerramientos, aumentando el riesgo de condensaciones intersticiales y moho superficial.
La hermeticidad puede comprobarse con el llamado test de Blower-Door (prueba de presurización). Consiste en un ventilador colocado en una puerta o ventana exterior creando una diferencia de presión de 50 Pa. La envolvente exterior del edificio debe tener un resultado de la prueba de la presurización según EN 13829 inferior a 0.6 renovaciones de aire por hora (valor de estanqueidad 50 Pa).
Ventilación controlada con recuperación de calor
La ventilación mecánica con recuperación de calor consiste en recuperar gran parte de la energía que sale hacia fuera a través de la ventilación cuando renovamos el aire utilizado, de malas características higiénicas, para pre-acondicionar el aire fresco del exterior. Para minimizar la demanda energética del edificio, se establece según el estándar Passivhaus una renovación de aire aproximadamente del 30% del volumen de los espacios interiores (en verano puede ser algo mayor).
La función primordial de la ventilación es asegurar la calidad higiénica de los espacios interiores y garantizar la extracción al exterior de agentes que pueden ser nocivos para el cuerpo humano o el edificio como CO2 y otros gases nocivos como el radón, vapor de agua, componentes orgánicos volátiles (COV) y olores de la actividad humana. La ventilación mecánica controlada nos proporciona una mayor calidad del aire en el interior al tratarse de una ventilación constante y a que filtra el 90% de los pólenes y de las partículas nocivas que se puedan encontrar en el aire, especialmente en grandes ciudades con altos niveles de contaminación.
Ventilación natural cruzada en verano
La ventilación natural resulta crucial para los edificios Passivhaus en zonas cálidas. Durante el verano, la ventilación natural nocturna resulta muy eficaz para disipar el calor absorbido durante el día. Este tipo de ventilación resulta más favorable en zonas climáticas donde las temperaturas nocturnas descienden considerablemente con respecto a las temperaturas durante el día.
Modelización energética de ganancias y pérdidas
El cumplimiento del estándar Passivhaus se basa en el modelado con el software de cálculo PHPP (Passive House Planning Package) del edificio. El cumplimiento de los requisitos del estándar Passivhaus se consigue a través de la optimización del balance energético del edificio (relación entre ganancias y pérdidas) con la herramienta de cálculo PHPP.
La certificación Passivhaus no solo anticipa la normativa Europea de construcción para la próxima década, sino también da en nuestro presente una garantía para aquellos promotores que quieren obtener edificios de muy altas prestaciones térmicas, energéticas y de confort. El estándar Passivhaus ha madurado durante los últimos veinte años convirtiéndose en referencia internacional de edificios de muy bajo consumo energético (nZEB).
Requisitos certificación Passivhaus.
Cambios de energía objetivos de rendimiento y de aire por hora
La demanda de calefacción específica ≤ 15 kWh / m 2.a
La demanda de refrigeración específica ≤ 15 kWh / m 2.a
Específica demanda de energía primaria Inferiores o iguales a 120 kWh / m 2. a
Los cambios de aire por hora ≤ 0,6 presión n=50 pa.
Conceptos clave de una vivienda bioclimática
Algunas ventajas de las casas bioclimáticas son: el ahorro energético, el aumento de confort y calidad de vida, mayor iluminación natural, beneficios para la salud gracias a la presencia del sol como fuente de vitalidad y bienestar y ventilaciones naturales que no secan el ambiente evitando el aire de los aparatos de aire acondicionado, con lo que se reducen las alergias, astenias o jaquecas que éstos pueden producir y finalmente un menor impacto medioambiental asegurando un entorno menos contaminado.
Por contra, existen desventajas: el posible aumento del coste en la construcción, con un máximo de hasta el 10 ó 12% más que una vivienda convencional, aunque en unos tres o cuatro años la inversión inicial se amortiza gracias al ahorro energético; la dificultad de encontrar la orientación adecuada (norte-sur) en las ciudades; la dificultad de localizar un arquitecto y un constructor con experiencia en este tipo de proyectos.
10 claves para diseñar una casa bioclimática
Antes de poner el primer ladrillo, la arquitectura bioclimática ha de tener construido un difícil puzzle. El desafío es armar un rompecabezas intentando acercarnos a esa autosuficiencia de impacto cero, en el que encajen un sinfín de piezas de una u otra forma, pero consiguiendo un todo armónico, desde la misma elección del terreno hasta la orientación, los materiales empleados o, por ejemplo, la obtención de energías limpias.
El objetivo es lograr un confort eco-amigable, esa habitabilidad que genera bienestar, siempre minimizando la huella de carbono y todo tipo de impacto ambiental, para que nada tenga que envidiar a estilos de vida basados en el despilfarro energético. No en vano, a la hora de diseñar una casa la eficiencia energética es un aspecto clave, si bien la arquitectura bioclimática es mucho más que eso.
Además de buscar la combinación ideal de fuentes de energía verdes y convencionales para ahorrar energía y también recursos hídricos, las casas bioclimáticas son diseño inteligente para ganar en eficiencia, creatividad, estar aislada en su justa medida y buscar el confort durante todo el año.
A continuación se describen las 10 claves para el diseño de una vivienda bioclimática, que deberán cumplirse en la medida de lo posible:
Las viviendas bioclimáticas son construcciones ecológicas que buscan la eficiencia energética con el objetivo de ser autosuficientes e incluso generar excedente y están diseñadas para ser confortables gracias al aprovechamiento de los recursos naturales.
La sostenibilidad y el ahorro energético se logran gracias a los materiales de construcción empleados, al estilo de vida de sus habitantes y a factores clave como la ubicación, orientación, al uso de energías renovables y de otras tecnologías verdes.
Numerosas ventajas
La autosuficiencia energética y el superávit son una gran ventaja, sin duda, pues satisfacen el consumo propio e incluso permiten generar un dinero si se tiene la posibilidad e infraestructura necesaria para su venta. Es decir, en este caso sería necesario aprovechar las energías renovables, ya sea la eólica, geotermal o la solar (turbinas, paneles fotovoltaicos en la fachada, etc.), dentro de lo que se conoce como sostenibilidad activa.
Además de esa producción de energía limpia, el empleo de materiales ecológicos y otros recursos de la misma arquitectura como su ubicación, distribución, diseño de grandes ventanales para aprovechar la luz solar, cristales aislantes y demás dan como resultado una sostenibilidad pasiva. Por una parte, se trata de un aspecto positivo por eficiencia y habitabilidad de la vivienda, pero también es cierto que el coste inicial es elevado, por lo que la ventaja la encontramos con una amortización que al cabo de unos años puede suponer un importante ahorro energético.
Todos estos aspectos nos ayudan a optimizar el consumo energético aprovechando esa doble sostenibilidad, activa y pasiva, que a su vez deben intentar suponer un mínimo impacto paisajístico. Lograrlo, por lo tanto, supone otra ventaja con respecto a las construcciones visualmente invasivas.
El objetivo de las viviendas bioclimáticas es conseguir una doble ventaja: ahorrar energía de forma ecológica (las facturas serán mucho más reducidas e incluso se consigue la autosuficiencia y se contamina menos) sin que ello suponga una menor calidad de vida, sino todo lo contrario.
La mejora del aislamiento térmico va acompañado por un aislamiento sonoro, un aspecto interesante que muchas viviendas convencionales no satisfacen. El diseño creativo, la reducción de los residuos, un mejor reciclado y la integración de la flora autóctona para regular la temperatura o un interior más saludable por el uso de materiales ecológicos son otras de sus muchas ventajas.
Mitos y verdades sobre las casas pasivas
Fuente: IN&AR.
Mitos sobre las Casas Pasivas
1. Las Casas Pasivas y Passive House son lo mismo
Se trata de dos conceptos muy similares pero no tienen exactamente el mismo significado.
Las casas pasivas hacen referencia a viviendas que ahorran energía. La Casa Pasiva es una edificación eficiente que busca reducir al máximo la demanda energética del edificio mediante estrategias de diseño global.
Toda la construcción y futuro mantenimiento de la casa se centra entorno al ahorro de energía.
Por otro lado, el término Passive House no hace referencia a un tipo de vivienda sino al certificado. Para su obtención existe una serie de requisitos a cumplir.
Por ejemplo, contar con una buena envolvente del edificio o un buen sistema de ventilación para reducir de forma considerable las necesidades de refrigeración y calefacción.
Así entendemos que una Casa Pasiva puede no llegar a poseer el certificado PassivHouse, pero este certificado tan solo se otorga a las Casas Pasivas, por lo tanto, estos términos no significan lo mismo.
2. Las Casas Pasivas son más Caras
Cuando hablamos de la construcción de casas, lo primero que viene a la cabeza es el precio. Y es que efectivamente, es un pilar fundamental a la hora de tomar decisiones.
¿La construcción de las casas pasivas es realmente más cara que la construcción de una vivienda convencional? No.
Para conocer el coste real de una casa pasiva, hay que considerar tanto los costes de construcción y técnicos, como sus beneficios asociados.
Si bien las paredes y ventanas de una casa pasiva suponen una cierta inversión por las características aislantes que presentan, los sistemas de calefacción salen más rentables.
Por ello, el encarecimiento técnico y económico por componentes y sistemas apenas llega a un 3% del total de la inversión de este tipo de hogares.
Una vez que la vivienda esté finalizada, requerirá alrededor de un 75% menos de energía en calefacción y refrigeración que los edificios tradicionales. El ahorro energético comienza el primer año y crece a medida que aumentan los precios de las energías tradicionales.
De tal forma que ese aumento del precio inicial en términos de construcción, se compensa con el posterior ahorro energético y económico.
3. En una Passive House no se pueden abrir las ventanas
Las ventanas SÍ se pueden abrir en una casa pasiva. Su aislamiento es superior al de las viviendas tradicionales, pero esto no supone que deban permanecer cerradas.
De hecho, para obtener un certificado Passive House es requisito fundamental que las ventanas se puedan abrir en todas las estancias habitables.
Algunas otras características que deben cumplir son:
Fuente: Inarquia
4. No se necesita tener Calefacción
Si bien es cierto que las casas construidas bajo el estándar Passivhaus consiguen un ahorro de energía del 75%, en momentos puntuales pueden seguir necesitando calefacción o aire acondicionado.
Hay que tener en cuenta que todo depende del clima donde esté ubicada la vivienda, pues lógicamente no son iguales las necesidades energéticas de una casa ubicada en los Pirineos, que otra en Murcia.
Sí, las casas pasivas necesitan calefacción. Aunque por lo general se le dará un uso puntual y mínimo que no supondrá apenas gasto energético ni económico.
5. Las paredes son demasiado gruesas
El aislamiento de la pared, tanto térmico como acústico, es indispensable para la reducción de la demanda energética de calefacción en invierno.
Su misión es reducir la transmisión de calor y así minimizar las pérdidas hacia el exterior de la vivienda en invierno. De igual manera, en verano evita que entre calor en el edificio.
Por otro lado el aislamiento acústico trata de aislar o disminuir el nivel de ruido en un determinado espacio. Se suele lograr aislando correctamente las paredes y las carpinterías exteriores.
Pero ¿esto implica que las paredes deban ser especialmente sobredimensionadas? No.
Las paredes exteriores de una casa pasiva suelen tener alrededor de 30 cm de espesor, aunque hay que tener en cuenta que esta medida de la pared varía según el clima.
6. Empleo de materiales y productos raros o exóticos
La construcción de casas pasivas no requiere de materiales concretos. Se pueden edificar con productos comunes, aunque es cierto resultará más sencillo ajustarse a los requisitos del certificado Passivhaus si se utilizan por ejemplo ventanas diseñadas para ello, pues no tendremos que preocuparnos por el tema de la hermeticidad.
Respecto a los materiales en sí, los más comunes suelen tener las características necesarias para una correcta eficiencia energética, y al mismo tiempo son fáciles de encontrar, por ejemplo:
– Madera: se trata de uno de los elementos más sostenibles que existen, además de muy versátil. Puede ser utilizado tanto en la estructura de la vivienda, como en otros elementos decorativos.
También se caracteriza por tener una transformación de bajo consumo energético y por ser reciclable. Además, cuenta con una larga vida útil que la convierte en un elemento indispensable dentro de la arquitectura bioclimática.
– Celulosa: se emplea como aislante para la envolvente de la vivienda, disminuyendo la presencia de puentes térmicos.
Cuenta con unas excelentes propiedades para proteger la vivienda del frío y el calor y no necesita grandes cantidades de energía para su fabricación.
– Vidrio: debe contar con altas prestaciones para favorecer el hermetismo de la vivienda e impedir cualquier fuga (o entrada) de calor.
7. La Construcción es muy compleja
Todo depende de quién la construya. Lo más recomendable es contactar con un equipo de profesionales en este tipo de hogares. Puedes encontrar a los expertos ideales para tu caso en nuestra Guía de Empresas.
8. Poca variedad del Diseño
Existen casas pasivas con diseños de todo tipo. Construir una Passivhaus es exactamente lo mismo que construir una vivienda tradicional respecto al diseño.
Es necesario recordar que, para que se trate de una Passivhaus tan solo es necesario que reúna una serie de condiciones, como pueden ser su alta eficiencia energética. Por lo tanto, la diversidad de diseños es infinita.
Verdades sobre las Casas Pasivas
Una vez desmentidos algunos de los mitos más comunes sobre las Casas Pasivas, pasamos a enumerar y explicar una serie de verdades sobre estas construcciones:
1. Una Vivienda con Certificado Passivhaus puede ahorrar hasta un 75% de Energía
Efectivamente, las casas pasivas pueden reducir hasta un 75% el consumo energético del hogar, gracias a la casi inexistente necesidad de calefacción y refrigeración.
Una vivienda pasiva consume menos energía para garantizar el confort térmico en el interior del hogar que una vivienda convencional, lo que se traduce en un ahorro económico y una reducción de emisiones de CO2.
Además, la escasa energía que requiere se cubre fácilmente con energías renovables, por lo que son construcciones con un coste energético muy bajo.
2. Las Viviendas Pasivas pueden ventilarse sin necesidad de abrir las ventanas
Las casas pasivas utilizan un sistema de ventilación mecánica que renueva de manera continua el aire interior.
La ventilación mecánica controlada es un dispositivo integrado en el edificio que funciona con una central de ventilación que fuerza la extracción del aire para renovarlo y garantizar así su calidad.
Las razones para ventilar son variadas, pero podemos citar fundamentalmente tres:
Fuente: Zero6
Este sistema también cuenta con “recuperación del calor”. Esto supone que en invierno, el aire que entra del exterior a 0ºC, se transforma en 18ºC al cruzarse con el del interior de la vivienda a 22ºC, sin tener que recurrir a calefacción.
PRINCIPIOS DEL PASSIVE HOUSE
«Todo es posible con técnica»
Fuente: https://www.passivehouse.es/
En el Passive House todo es posible. El rigor en el desarrollo del proyecto de arquitectura y en la dirección de obra y el control de los detalles hacen posible que proyectos singulares se certifiquen bajo el estándar de certificación Passive House.
Una CASA PASIVA o EDIFICIO PASIVO proyectado bajo un diseño de certificación Passive House o Passivhaus es una edificación de muy alta eficiencia energética de bajo consumo energético (o nulo) y que garantiza un excelente confort.
Los principales criterios a seguir en una construcción PassiveHouse son:
1. Gran aislamiento térmico. Se optimiza la envolvente térmica mediante un buen aislamiento que será beneficioso tanto en invierno como en verano: las fachadas o paredes exteriores, las cubiertas y las soleras o forjados exteriores deben tener una baja transmitancia térmica (U).
2. Ventanas y puertas de altas prestaciones. Los huecos (carpinterías y vidrios) son el “punto débil” de la envolvente, por lo que se debe poner mucha atención en sus características en el proyecto, en su correcta colocación durante la obra, así como en sus protecciones solares.
3. Ausencia de puentes térmicos. La transmisión de energía se da en continuidad por toda la envolvente: fachadas, cubiertas y soleras y también se da en las esquinas, ejes, juntas, etc. por ello se analiza cada detalle de la envolvente para garantizar su correcta construcción.
4. Hermeticidad al aire. La envolvente es lo más hermética posible cuidando al máximo la ejecución de las juntas durante la construcción y se ensaya con el denominado Blower Door test que garantiza la correcta ejecución de la envolvente hermética y eficiente.
5. Ventilación mecánica con recuperación de calor. Requiere ventilación mecánica con recuperación de calor para reaprovechar la temperatura del aire interior para precalentar o enfriar el aire limpio entrante antes de expulsar el aire viciado al exterior.
Una vez estos cinco criterios se cumplen, se analizan dos criterios más:
6. Protecciones solares. Se analizan las protecciones solares en función de la situación del edificio, seleccionando las más adecuadas ya sean fijas o móviles, incorporando persianas, estores, porches…
7. Energías Renovables. Se estudia que la energía consumida sea suministrada por fuentes de Energías Renovables con el fin de optimizar consumos y obtener un edificio de consumo nulo.
La característica fundamental de este tipo de edificios es el máximo rigor en el desarrollo de los Proyectos Ejecutivos (desde el Anteproyecto, el Proyecto Básico como el Proyecto de Ejecución) así como el máximo rigor en el desarrollo de las Obras de Construcción.